En nuestro país, existen miles de entidades de voluntariado que poseen rasgos específicos y peculiaridades muy diversas. La profesionalización de una gran parte de sus actividades dificulta en numerosas ocasiones diferenciarlas de una entidad empresarial corriente.
El lugar ocupado por el voluntariado dentro de sus estructuras orgánicas, las actividades complejas, su posicionamiento estratégico en el mercado de servicios sociales y otras especialmente relacionadas con las entidades que cuentan con potentes estructuras profesionalizadas, son cuestiones que tarde o temprano suscitan confusión.
Las grandes organizaciones cuentan con una estructura organizativa asentada en dos pilares esenciales:
- De gobierno esencialmente integrados por cuadros voluntarios.
- De dirección con alto componente profesional (cooperantes).
El peso e importancia de cada uno, dependerá de la potencia de la organización. Elementos como su dotación presupuestaria, sus compromisos con las administraciones -públicas y privadas-, la implantación territorial, antigüedad, dependencias externas y otros condicionantes, resultan determinantes en la distribución de poder ejecutivo de sus integrantes Voluntariado y cuadros técnicos retribuidos).
Entiéndase como personal renumerado aquel que:
- Realiza sus actividades a cambio de una contraprestación económica o en especie, siendo este el único vínculo que le une a la organización.
Como norma general, cuanto mayor es la organización, mayor es el peso de su estructura profesional y menor la presencia en la toma de daciones de sus cuadros voluntarios.
Las grandes organizaciones están gobernadas por consejos de dirección integrados por técnicos de alto nivel que como órganos ejecutivos, asumen la práctica totalidad de las decisiones relevantes, especialmente relacionadas con:
- Los compromisos y relaciones externas.
- La gestión y control económico.
- Operaciones administrativas.
- Diseño de sus políticas institucionales.
El funcionamiento asambleario establecido por ley en sus estatutos fundacionales, es en muchos casos una abstracción y circunscrita meramente a planos protocolarios.
Estas formas funcionales en ocasiones causan malestar y frustración en las bases voluntarias. Es frecuente que en un momento determinado, la persona voluntaria cobre consciencia de su papel en la organización; una herramienta de trabajo económica con escasa capacidad de influencia en la toma de decisiones.
Estos modelos estructurales (muy profesionalizados), requieren de un soporte económico importante, tanto es así, que en numerosas ocasiones, el capítulo 1 (costes de personal) supera con creces el 35% del presupuesto de la entidad. Dato económico que con frecuencia queda oculto en epígrafes poco precisos o cuanto menos confusos. Así, gastos de gestión y administración, costes varios y otros no del todo explicados, suavizan el impacto negativo que tendría este dato ante sus donantes.
No obstante, toda organización con relativa presencia social, requiere de una infraestructura profesional mínima que garantice la sostenibilidad de sus actividades, pero ello no es incompatible con ejercicios de transparencia que clarifiquen detalladamente la distribución de sus recursos económicos. Es importante considerar que el coste de la acción voluntaria, no debe repercutir sobre el voluntario/a,. Los gastos derivados de la misma, no puede considerarse retribución.
Pero este asunto lo dejo para otra ocasión, hoy especialmente me interesa abordar el papel del voluntariado en las organizaciones, que si bien en ocasiones, es un termino confuso, cuanto menos es necesario otorgarles relevancia en el sector.
Desde el siglo XIX hasta el inicio de nuestra Guerra Civil, la acción solidaria se caracteriza por un marcando modelo asistencialista y benéfico, sus actividades se limitan a la atención de los pobres de solemnidad y a los más menesterosos.
En Europa, después de la Segunda Guerra Mundial, se inicia el desarrollo del Estado de bienestar. Los Estados incrementan la implantación de servicios sociales, prestaciones sanitarias, pensiones, ayudas al desempleo y atención a colectivos en especial dificultad. Paralelamente se experimenta un crecimiento de organizaciones ciudadanas que articulan mecanismos que alcanzan a los colectivos no amparados por las políticas sociales insurgentes.
En España la dictadura de Franco, restringe la formación de organizaciones ciudadanas, solo algunas entidades amparadas por la Iglesia Católica, especialmente; Caritas, Órdenes hospitalarias y de atención a los pobres, junto con Cruz Roja Española -que por su especial carácter constitutivo tiene la protección del Estado-, operan con cierta libertad.
La promulgación de la Ley de asociaciones de 1964 (en pleno desarrollismo económico franquista), es un punto de inflexión pues permite la articulación de un nuevo modelo de asociativismo civil. Es a partir de esa fecha cuando el Estado asume la responsabilidad de la prestación asistencial sociosanitaria. Una gran parte de las organizaciones vinculadas al régimen político se debilitan y se integran en las carteras de servicios de la Administración del Estado.
Las organizaciones vinculadas a la Iglesia Católica se adaptan a estos cambios y Cruz Roja Española inicia un lento proceso de democratización de sus estructuras.
Las nuevas organizaciones que surgen procuran proponen proyectos sociales que en muchos casos, asumen las reivindicaciones de algunos grupos religiosos no católicos, movimientos obreros, asociaciones culturales y vecinales, compromisarios políticos, etc. Las organizaciones voluntarias pasan de un rol “reparador” a un papel de amortiguación social.
Hasta ese entonces, el voluntariado presenta un carácter filantrópico, caritativo, de beneficencia, asistencial, generoso y abnegado.
Las/os voluntarias/as de esos años, apenas cuentan con formación específica siendo sus motivaciones esencialmente de carácter religioso, político y cultural. El voluntariado actual presenta unos sesgos más abiertos y democráticos.
La acción voluntaria se define como:
“El trabajo de personas que sirven a una comunidad por decisión propia, libre y altruista. Su soporte ideológico puede ser de laico, religioso, político y cultural. Estos valores determinan su visión y misión social”.
Las acciones voluntarias son:
- De interés general.
- Desinteresadas: no existe relación laboral, funcionarial, mercantil o cualquier forma de relación otra retribuida.
- La relación con la actividad y la organización es libre, no existe causa en una obligación personal o deber jurídico.
- Son intencionadas: se persigue un fin y un objetivo positivo (un cambio a mejor en la situación del otro).
- Son legítimas: el voluntario/a goza de capacidad suficiente para realizar la ayuda y del consentimiento por parte de la persona a la que ayuda.
- Están justificadas: responde a una necesidad real. No es un pasatiempo ni un entretenimiento.
Otros criterios:
- Se realiza por personas físicas.
- El voluntariado se fundamenta en el libre albedrío de la persona, y no en el deseo de obtener un beneficio material o pecuniario.
- Interviene con personas y la realidad social.
- Persigue una mayor cohesión y justicia social como expresión de ciudadanía activa organizada.
La acción voluntaria puede tener un componente individual, aunque con mayor frecuencia es organizada
Participa en un proyecto que no se agota en su propia intervención pues, tiende a erradicar o modificar las causas de la necesidad o marginación social.
Existen multitud de programas y proyectos que acogen la actividad voluntaria. En basa a la formulación de objetivos que se pretenden alcanzar, sectorizamos la acción voluntaria:
Voluntariado Comunitario. Promoción y participación en movimientos cívicos y colectivos con fines diversos:
- El ocio como elemento de crecimiento personal y colectivo.
- Ocupación creativa del tiempo libre.
- Participación ciudadana en el ámbito de la educación.
- Difusión, recuperación y conservación de las identidades culturales.
- Movimientos vecinales.
- Voluntariado cívico.
- Consumo responsable.
Voluntariado en exclusión social. Promoción y defensa de derechos de colectivos en situación o riesgo de exclusión.
- Infancia, inmigrantes, personas mayores, jóvenes, mujeres, reclusos/as, minorías étnicas, etc.
- Colaboración con otra entidades públicas y privadas en servicios básicos para promover la reinserción.
Voluntariado en cooperación al desarrollo.
- Fomento y promoción de programas de educación sostenible.
- Medio ambiente.
- Lucha contra la pobreza.
- Derechos humanos y sanitarios.
- Contribución a la corresponsabilidad de un único mundo.
Voluntariado y diversidad funcional.
- Prevención, tratamiento y rehabilitación.
- Colaboración en la erradicación de discriminaciones y favorecimiento de la inclusión social.
Voluntariado medioambiental.
- Campañas de sensibilización.
- Protección y denuncia contra actuaciones que dañan el medio ambiente.
- Fundamentación de alternativas concretas y viables.
Voluntariado en protección civil.
- Respuesta a situaciones de emergencia, apoyando y realizando labores de ayuda inmediata.
Voluntariado en salud.
- Promoción de la salud, desarrollo de hábitos de vida saludables y respuesta a situaciones de necesidad sanitaria.
Enfermedades y apoyo socio-sanitario.
- Apoyo a personas afectadas por enfermedades.
- Campañas de donación y trasplantes de órganos.
- Asistencia domiciliaria, hospitalaria
- Adiciones, dependencias.
Voluntariado en derechos humanos
- Apoyo y promoción de campañas y actividades en defensa de los derechos de las personas.
Independientemente de las tipologías anteriores, el voluntariado también puede participar en la arquitectura interna de la organización. Sus aportaciones tanto desde el punto de vista ideológico como de desempeño de tareas especificas, enriquecen a la organización. El apoyo a tareas de gestión, desarrollo de proyectos y programas, participación en campañas, propuestas de mejora, participación en los órganos de gobierno y de dirección, son algunos ejemplos de las posibilidades, aunque es cierto, como he citado anteriormente, estas líneas de colaborativas no suelen estar a su alcance, pues las desempeñan su cuadros técnicos, especialmente en las grandes organizaciones.
Entre los muchos desafíos a los que se enfrentan las organizaciones de voluntariado, podemos señalar los siguientes:
- La creciente diversificación de su cartera de acciones sociales.
- Detección de nuevas necesidades no previstas en los planes de intervención operativa.
- Abstracción intelectual del concepto de diversidad. Dificulta la construcción de un marco de acción efectivo. los métodos y enfoques deben derivar de entornos homogéneos a entornos diversos
Otros problemas son él fenómeno migratorio, el incremento de la vulnerabilidad social por la persistencia de la crisis económica, el debilitamiento de los programas sociales de las administraciones públicas, el incremento del desempleo, los problemas específicos de los más jóvenes.
El fenómeno voluntariado es cada vez más complejo y costoso.
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