Según la concepción economicista clásica; los cuidados son actividades que generalmente realizan las mujeres en el hogar y carecen de valor productivo.
Este “interesado” concepto, resta valor económico a los cuidados, quedando subordinados a patrones de género y el trabajo familia es estructuralmente marginal. Cristina Carrasco (2007). Es un tanto paradójico pues, la continuidad de la especie humana, requiere sustancialmente de los cuidados, actividades en las que tanto las promotoras como los receptores comparten múltiples variables de dependencia.
Cristina Carrasco defiende en su ponencia que todos los seres humanos son dependientes, por lo que es imprescindible otorgar al término dependencia de la trascendencia necesaria con múltiples dimensiones no circunscribirlo exclusivamente a un papel subsidiario familiar y relacionado con mujeres.
Es necesario reorientar los postulados economistas neoclásicos, implementando valor a los cuidados y desarticulando su concepto subsidiario.
La incorporación de tesis feministas en los modelos de producción capitalistas me parece muy acertado, pues al incorporar como elemento productivo el factor reproductivo; Carrasco (2007), –imprescindible para la supervivencia de la especie humana-, se podrán substanciar nuevos paradigmas socioeconómicos.
Ahondar en conceptos de sostenibilidad multidimensional de la vida humana, requiere necesariamente redefinir nuestro modelo de vertebración social. Los patrones culturales, políticos, educativos y de genero deben acomodarse a una nueva dimensión en la que las estructuras patriarcales dejen paso a nuevos modelos sociales justos, eliminando los elementos segregacionistas, diferenciados y excluyentes.
Está claro que esta nueva dimensión no bebería dibujar un ámbito exclusivo de la mujer pues le restaría valor, se debe avanzar mucho más allá, redefiniendo los roles de distribución humana.
Cristina Carrasco cita las dificultades que añade la actual crisis económica para el sostenimiento del débil estado del bienestar, pero observa una oportunidad para avanzar en su propuesta, pues el Estado al minorizar su responsabilidades sociales, prácticamente relega al ámbito privado el sostenimiento del sistema.
Son paradigmas feministas que no resultan inquietantes pues, no reproducen modelos sexistas, no utiliza la transgresión, la polémica y los recursos radicales que -según mi opinión-, de cierta forma replican lo que denostan.
Comparto que es preciso empoderar las nuevas generaciones en este nuevo modelo económico basado en la sostenibilidad, impregnado carácter social y dignificador. Estoy convencido que puede significar un cambio transcendental en el actual modelo de vertebración humana. Significativo avance en el desarrollo de los paradigmas humanistas basados en la equidad, la igualdad de oportunidades y la distribución de poderes.
El enfrentamiento entre sexos desaparecerá pues la confrontación es con el sistema, con el poder económico, político reaccionario.
Mujeres y hombres ganamos con esta nueva perspectiva feminista.
BIBLIOGRAFÍA:
Carrasco, C. (2019). El trabajo de cuidados: historia, teoría y políticas. Los libros de la Catarata.
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