Son varios los elementos que pueden intervenir en la problemática de una persona que nos solicita ayuda profesional. Aspectos relacionados con el contexto social, déficits cognitivos y de procesamiento, problemas físicos, económicos y otros, determinaran -en mayor o menor grado-, la gravedad de su situación.
En mi praxis profesional, me he encontrado con situaciones complejas en las que la intervención de otras disciplinas profesionales ha resultado imprescindible, especialmente de carácter psicológico.
Es cierto que una buena parte de carga lectiva del Grado en Educación social está integrada por asignaturas de índole psicológico, asignaturas como psicología social, del desarrollo, del conflicto, psicología en dinámicas de grupos y otras, nos aportan información muy valiosa para la comprensión de los fenómenos cognitivos, pero aun así, no somos psicólogos/as, nuestros conocimientos en estas materias son limitados por lo que precisamos de la colaboración de estos profesionales.
A modo de ejemplo de lo anterior, os relato una intervención colaborativa realizada hace unos meses:
Antonio (nombre ficticio), responde a una persona prototípica de su contexto social, no presenta patologías psicológicas relevantes pero se encuentra abrumado por distintos acontecimientos que le han sucedido recientemente. Ha sido despedido de su empresa con una edad de 58 años, tiene problemas familiares por las dificultades económicas derivadas de su situación. Su formación académica es muy elemental, siempre ha trabajado en la misma empresa como reponedor de almacén y nunca se interesó por completar su formación. Además, sufre una lesión en un pie que debe ser intervenida quirúrgicamente en breve.
Ahora se arrepiente de ello y considera que difícilmente podrá acceder a un nuevo empleo o acometer nuevos retos. ¿Dónde voy con mi edad y mi ignorancia?, además estoy cojo de un pie, me repite frecuentemente.
No obstante, me solicita ayuda para recomponer su vida laboral y expectativas, pero observo que su carga de estrés emocional es tan elevada, que mi intervención será muy compleja si previamente no se normaliza su situación psicoemocional. No es capaz de pensar con claridad, se encuentra muy deprimido y apenas puede conciliar el sueño. La próxima intervención quirúrgica agrava la intensidad de su ansiedad.
Comento el caso con mi compañera experta en psicología emocional y tras estudiarlo, consensuamos el proceso de intervención reparador. Una vez normalizado su estado emocional, iniciaré mi intervención socioeducativa.
La terapia psicológica con la que vamos a trabajar se basa en el Modelo de Inoculación de Estrés de Meichenbaum.
Para Meichenbaum (1987), el estrés tiene un componente cognitivo esencial, según su modelo teórico, la situación estresante se produce por la especifica relación de la persona con su entorno, especialmente cuando la situación se asume como desafiante y excede a los recursos con lo que cuenta para hacerle frente.
Esta relación es denominada por Meichenbaum como “transacción”.
Según Meichenbaum, el grado de afectación por estrés depende de su potencia y naturaleza. La especificidad con la que la persona interpreta la situación (interpretación primaria), y la disposición de los recursos y habilidades (interpretación secundaria), es también un condicionante. Por lo tanto, se debe trabajar en estos aspectos para reducir, dominar o tolerar la transacción estresante. (Meichenbaum (1987) y Lazarus (1981). (Lazarus y Folkman, 1984).
Meichenbaum propone el Entrenamiento en Inoculación de Estrés como método para reducir la ansiedad. Esta técnica, se basa en el autorreconocimiento y descubrimiento de las reacciones ante una situación emocional compleja, esto permite reconocer los primeros indicios de ansiedad (señales de baja intensidad), e inocular anticuerpos psicológicos (herramientas para la disminución y/o cambio de esos primeros síntomas).
Para que la terapia tenga éxito, es necesario el compromiso de la persona con el programa.
En este caso, Antonio cumplió su compromiso y realizó todas las tareas y actividades que integraban el programa. Los resultados obtenidos fueron progresivos y positivos. Antonio adquirió las habilidades necesarias para afrontar la ansiedad que padecía y hoy -según cita el mismo-, se encuentra más preparado y capacitado para entender los mecanismos productores de estrés y afrontarlos.
Características del programa llevado a cabo.
Meichenbaum propone en su modelo que el estrés está constituido por distintos elementos, dividiendo las reacciones de la persona en cuatro etapas:
- Preparación para el estresor. Detección de las situaciones de riesgo que provocan el estrés. Estas primeras señales (de baja intensidad) son determinantes pues en este momento inicial, es cuando resulta más fácil intentar eliminar el ciclo ansioso.
- Confrontación con el estresor. Incremento de la tensión por enfrentamiento a la situación estresante.
- Hacer frente a momentos críticos. Estado limite causado por la situación estresante (momento crítico). Se realizan los primeros intentos para superar la situación.
- Fase de reflexión con relación a lo sucedido. Recapacitación respecto a cómo se ha afrontado la situación, los efectos causados y si ha sido posible superarla.
Para el tratamiento de Antonio, hemos utilizado secuencialmente los instrumentos y herramientas que citamos y con dos objetivos esenciales:
- Reconocimiento del fenómeno estresante y abordarlo en sus etapas iniciales.
- Entrenamiento de inoculación de estrés para obtener estímulos para el cambio. Considerar la situación estresante como un problema a resolver más que como una amenaza.
Instrumentos utilizados:
- Conceptualización y evaluación del estrés
Preparación para las intervenciones que vamos a seguir, instruyéndolo respecto a la naturaleza del estrés (especifica de cada persona), insistiendo en la importancia que tienen las cogniciones para el abordaje de cualquier situación ansiosa, posibilitarle la adquisición de habilidades de afrontamiento (según el modelo transaccional del estrés de Meichenbaum).
Herramientas para lo anterior:
- Cuestionarios
- Prácticas de evaluación del estrés.
- Adquisición de habilidades
Adiestramos a Antonio en el desarrollo y consolidación de las habilidades necesarias para el afrontamiento de la ansiedad.
Herramientas para lo anterior:
- Práctica de auto instrucciones.
- Práctica de autofrases y registro.
- Ejercicios de respiración abdominal, relajación e imaginación temática.
- Aplicación y consolidación
Practicamos respuestas para el afrontamiento de situaciones estresantes. Realizamos ejercicios de imaginación y ensayo conductual, se puso en práctica las habilidades adquiridas en las anteriores fases.
Herramientas para lo anterior:
- Imaginación.
- Autorregistro de exposición al estrés en vivo
Duración del tratamiento dos meses.
Conclusiones
Antonio nos reporta que lo que ha aprendido durante estas semanas le ha ayudado a recuperar su mejor estado emocional. Hoy se encuentra mejor e incluso ha comenzado a realizar ejercicio físico todos los días. Afronta las situaciones estresantes con menor tensión emocional, el bloqueo con el que acudió a la primera consulta ha desaparecido. Se ha matriculado en un curso de informática para el manejo de ordenadores y es más optimista respecto a su futuro.
La inoculación de estrés no es una terapía fácil, existen elementos que pueden escapar al control del profesional poco experimentado, además, requiere de una elevada participación de la persona afectada. En este caso, Antonio fue ejemplar pues en todo momento se mostró muy colaborador. La repetición ha posibilitado la consolidación de las técnicas, permitiendo practicarlas en distintos momentos en los que percibía un incremento en su nivel de ansiedad.
Los logros obtenidos refuerzan su nivel de autoestima. Ahora es capaz de discernir lo verdaderamente importante para él, sus metas son realistas, las prioriza y mi trabajo como educador social lo inicio con mayores garantías de éxito.
Cuidaros!!!.
BIBLIOGRAFÍA:
Miró Morales E., Perakakis P., Guillot M. Cuaderno de prácticas de Tratamiento Psicológico: Fundamentos y Técnicas UGR. 2018
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