Continuación del post: Enfoques del proceso de socialización. Perspectivas teóricas para la Educación social
Años después de su estudio longitudinal, Steinberg, L., Lamborn, et al (1994), volvieron a evaluar los estilos educativos de los adolescentes, observando que las conclusiones se mantenían.
Las únicas excepciones que observaron:
- En los hogares democráticos los hijos incrementaron su autopercepción académica y una reducción de mal comportamiento escolar.
- En los hogares autoritarios, se apreció un incremento del grado de estrés interno.
- Los hijos de familias permisivas presentaban menor grado de estrés somático, una mejor percepción de rendimiento académico y un aumento en problemas de conducta.
- Los hijos de padres negligentes, los problemas conductuales y el desinterés académico se había incrementado.
Otros autores apuntan la relación entre los efectos del control parental y el ajuste socioemocional de los hijos/as. Según las conclusiones de sus estudios, refieren que en aquellos contextos familiares en los que prevalecen los episodios violentos, la carencia de afecto y otros factores negativos derivan a conductas externalizantes más predecibles.
Una mala relación entre padres e hijos en contextos familiares hostiles, es especialmente nociva en el desarrollo emocional de los hijos.
En la investigación de Moreno y otros (2009), se desprende que los conflictos entre padres e hijos se relacionan con comportamientos violentos y graves dificultades de desarrollo de habilidades empáticas. En estos contextos, los modelos de crianza predicen problemas externalizantes en la adolescencia como; el consumo de drogas y el fracaso escolar.
Otras investigaciones, apuntan que el debilitamiento progresivo del control parental y la menor disposición de los hijos/as para consultar temas morales con las madres/padres, (ello sucede a partir de los 13 y 16 años), está relacionado con el incremento de conductas antisociales.
Estas mismas investigaciones, revelan que la relación de los hijos/as con la madre es más relevante que la del padre dado que los mecanismos de corrección de conductas aplicados por la madre, predicen un mayor nivel de conducta externalizante que los realizados por el padre.
Lo anterior se debe a la mayor sintonía de los hijos/as con la figura materna, una mejor relación afectiva y canales de comunicación más adecuados. También se observa que la manipulación psicológica materna es más negativa.
Complicidades progenitores/hijos.
Con las madres se suelen tratar cuestiones de carácter personal y moral, estos temas favorecen comportamientos prosociales y el incremento de la capacidad empática. Con los padres suele tratarse asuntos relacionados con hábitos y funciones.
Se aprecia una fuerte conexión entre el modelo de relación con la figura paterna y la conducta sexual de las hijas. Según algunos trabajos, la ausencia o un bajo nivel de implicación por parte del padre predice conductas desinhibidas, inicio temprano de la actividad sexual y mayores probabilidades de embarazo.
Las/los profesionales de la educación social sabemos por experiencia que un buen ambiente familiar, favorece estilos de crianza positiva. Un adecuado desarrollo emocional e identitario, permite la transición a la etapa adulta con un buen juste emocional además de mayor autoestima, y mejor conformidad con la vida.
Relaciones de pareja, coparentalidad y adaptación de los hijos
Los estudios de relaciones de pareja (Amato y Cheadle, 2008), demuestran que el estrés parental condiciona el proceso de crianza y se relaciona con las problemáticas concurrentes en los jóvenes. Los hijos que conviven en entornos familiares conflictivos presentan mayores dificultades para establecer relaciones interpersonales, una menor adaptación social y otros problemas internalizantes como; irritabilidad, depresión, consumo de drogas, etc.
Los efectos negativos de los conflictos entre madres y padres, impactan en los hijos de forma diferente en función de su edad, así, los hijos/as de menor edad (1-2 años), presentan rasgos comunes de irritabilidad, trastornos de sueño, estrés y miedos, A lo anterior debemos añadir problemas de apego.
Los hijos en edad preescolar en los entornos familiares conflictivos, presentan síntomas de estrés postraumático, problemas conductuales, episodios de ansiedad, emocionales, déficits de empatía y menor autoestima.
A partir de la incorporación a la escuela (6-12 años), se observan mecanismos de interiorización de la conducta abusiva, rasgos violentos, dificultades para relaciones sanas, adicciones y menor implicación cognitiva. Se suceden los intentos de justificación de las malas relaciones de los padres, este proceso le permite afrontar la idea de que los padres no son perfectos.
La teoría de la seguridad emocional explica que los conflictos graves entre padres y madres repercuten negativamente en el desarrollo emocional de los hijos, además desencadenan en inseguridad emocional y déficits de adaptación social.
El uso de la violencia o una crianza abusiva afecta a los hijos desde edades muy tempranas (12-24 meses), presentan déficits en competencias sociales, dificultades de relación, rechazo, menor autonomía y otros elementos que se exteriorizan en la fase de pre-escolarización. (Finger et al (2010). Todos los supuestos estudiados, confirman la influencia que el modelo de crianza en hogares conflictivos tiene en la adaptación socioafectiva de los hijos.
Resiliencia.
La autoestima, inteligencia, extroversión, favorece la capacidad de adaptación (resiliencia).
Los/as menores resilientes afrontan positivamente los conflictos (estrategias de afrontamiento), y se reduce considerablemente la probabilidad de comportamientos antisociales. (Cortes 2009). La resiliencia fomenta la autoconfianza y reduce la emotividad negativa.
McHale et al (2002), están analizando las figuras parentales como equipos de crianza y avanzan la existencia de tres patrones de relación parental que determinan el correcto desarrollo de los hijos.
Contemplan tres modelos:
- Estilo hostil relacionado con la agresión.
- El estilo discrepante con apego inseguro.
- El estilo cooperativo con la buena adaptación social.
En el siguiente post, os esbozaré los resultados de una pequeña investigación que realice con motivo de una intervención socioeducativa en un entorno familiar.
Cuidaros!
Bibliografía:
Steinberg, L., Lamborn, SD, Darling, N., Mounts, NS y Dornbusch, SM (1994). Cambios a lo largo del tiempo en el ajuste y la competencia entre adolescentes de familias autoritarias, autoritarias, indulgentes y negligentes. Desarrollo infantil , 65 (3), 754-770.
Comino Velázquez, M. E., & Raya Trenas, A. F. (2014). Estilos educativos parentales y su relación con la socialización en adolescentes. Apuntes de Psicología, 32 (3), 271-280.
Fonseca, H., & Bencomo, M. N. (2011). Teorías del aprendizaje y modelos educativos: revisión histórica. Salud, Arte y Cuidado, 4(1), 71-93.
Grusec, JE y Davidov, M. (2010). Integración de diferentes perspectivas sobre la teoría y la investigación de la socialización: un enfoque de dominio específico. Desarrollo infantil, 81 (3), 687-709.
Izzedin Bouquet, R., & Pachajoa Londoño, A. (2009). Pautas, prácticas y creencias acerca de crianza… ayer y hoy. Liberabit, 15(2), 109-115.
Rinaldi, CM y Howe, N. (2012). Los estilos de crianza de las madres y los padres y las asociaciones con los comportamientos de externalización, internalización y adaptación de los niños pequeños. Investigación Trimestral de la Primera Infancia, 27 (2), 266-273.
Deja una respuesta