El descubrimiento de América fue el inicio de un proceso que cambiaría las relaciones entre las potencias. Nuevas configuraciones territoriales que globalizaron la avaricia, el sometimiento y la expoliación de los pueblos conquistados, la negación de la diversidad cultural y la destrucción medioambiental.
Las distintas revoluciones industriales (siglo XIX y principios del XX), sumado al desarrollo tecnológico de los años setenta, inician una nueva etapa en la que se alumbra un nuevo clima económico capitalista y con claras vocaciones globales.
Es a partir de los años ochenta, cuando se esbozan los nuevos modelos de economía financiera auspiciados por lideres políticos de pensamiento neoliberal, especialmente en Reino Unido (M. Teacher) y en los Estados Unidos (R. Reagan).
Teóricos como Adam Smith (1723-1790) y John Stuart Mill (1806-1873), -defensores de la desregularización de la económica y la autorregulación del mercado-, son sus referentes.
La crisis del petróleo de 1973 y el aumento de la inflación en los países occidentales, generan fuertes desequilibrios económicos. A partir de los años 80, el neoliberalismo cobra forma y se publicita como el único sistema de gobierno capaz de dar respuesta a los problemas sociales y económicos. Desgraciadamente, observamos como precarización de la intervención de la intervención redistributiva de los Estados, consolida la desigualdad.
El neoliberalismo y sus profetas, intentan inocular el miedo apocalíptico en los pueblos, o ellos o la ruina.
Su principal teórico es, F. A. Hayek, aunque existen otros referentes:
El economista Lugwin Von Mises junto al filosofo Karl Popper (Europa Occidental).
El economista, Milton Friedman, (EE.UU).
El periodista Carlos Rangel, y Luis Pazos, economista (América del sur).
En la doctrina neoliberal, el mercado lo es todo, en última instancia, el regulador de la distribución de bienes y servicios.
Para neoliberalismo no existe la idea social del bien común, los individuos son meros objetos económicos y de consumo.
Son los mercados financieros los que determinan los movimientos de las economías de los estados. La economía especulativa, contribuye a afianzar los desequilibrios estructurales de la sociedad y a un mayor distanciamiento entre el eje Norte-Sur.
Nuestro modelo socioeconómico requiere de un cambio integral, una reformulación de la práctica económica y los mercados.
La Economía del bien común ideada por Christian Felber, es una alternativa al abuso de los mercados y formas empresariales.
Propone un tejido de empresas solidarias que constituidas por sus miembros cooperativistas, sirven a los intereses generales de la comunidad, al bien común.
Felber considera que su modelo empresarial,reformularía el capitalismo, su adaptación a los principios recogidos en la Carta de la Tierra.
Los principios en los que se sustenta la Economía del Bien Común:
“Confianza, honestidad, responsabilidad, cooperación, solidaridad, generosidad y compasión.
Los resultados de estas empresas, no se miden exclusivamente por criterios económicos. Su balance de resultados arrojan indicadores como; la dignidad humana, la solidaridad, la justicia social, el respeto medioambiental y la democracia con todos sus proveedores y clientes.
En España, la Economía social prácticamente no se ha desarrollado. La Ley de Economía Social de 29 de marzo de 2011 apenas se adentra en la propuesta. Paradójicamente la Constitución Española en su articulo 129.2, apoya la creación de entidades cooperativas y la participación democrática de sus integrantes, F. Miguel Martínez, (2013).
El elevado nivel de desempleo en España, muestra claramente el fracaso de las políticas de empleabilidad.
Algunas iniciativas como la CEPE (considerada como la entidad empresarial intersectorial mas relevante), integra a toda clase de empresas de Economía social y es cierto que ha tenido papel relevante en la promulgación de la Ley 5/2011, pero aún queda mucho por andar.
El Bien común rompe con el esquema capitalista, sus plusvalías son redistribuidas con claro objetivo social, inversión en proyectos comunitarios y de interés social.. F. Miguel Martínez, (2013).
Los nuevos modelos empresariales no están definitivamente concluidos, el devenir social y la actual crisis sistémica propiciará nuevas iniciativas que modifique la relación entre trabajador y empresa. La globalización económica, tecnológica y cultural no permite la conformación de un mundo más justo y equilibrado. El cambio debe partir desde la base social comunitaria, F. Miguel Martínez, (2013.
El cooperativismo humanitario, debe avanzar con propuestas viables, económicamente lógicas, sociales y justas.
Iniciativas como La Carta de la Tierra, promueven el respeto a los pueblos y los espacios naturales, el desarrollo sostenible y justo. Desarrollo de políticas económicas sostenibles, el disfrute de la tierra sin destruirla.
Deja una respuesta