Principales organizaciones del TSAS en España
Al igual que en otros países de Europa occidental, los servicios sociales dominan claramente la especialidad de intervención de las TSAS españolas, alcanzando un 32%.
En España existen tres grandes ONLs:
En 2024, la ONCE (Organización Nacional de Ciegos Españoles) emplea a más de 68,700 personas. Esta cifra incluye tanto a personas con discapacidad como sin ella, consolidando a la ONCE como uno de los principales empleadores en España, especialmente destacado por su compromiso con la inclusión laboral de personas con discapacidad. Fuente: https://gruposocialonce.com/empleo
Cruz Roja Española cuenta con aproximadamente 13,000 empleados. Esta cifra refleja el compromiso de la organización con sus diversas áreas de intervención y apoyo a la comunidad en España. Fuente: https://www2.cruzroja.es/informacion-economica
Cáritas Española con aproximadamente 5,500 empleados y cerca de 84,000 voluntarios. Este número permite a la organización mantener una amplia cobertura de sus programas y servicios, apoyando a las personas en situación de vulnerabilidad a lo largo de toda España. Fuente: https://www.europapress.es/epsocial/derechos-humanos/noticia-caritas-atendio-15-millones-personas-dentro-espana-2022-invirtio-cifra-record-457-millones-20230628123341.html
Principales actividades
La coherencia en las funciones del TSAS se manifiesta, sobre todo, en la dedicación prioritaria de las entidades que lo integran. La mayor parte destina su trabajo a la acción social, la integración y la atención sociosanitaria. Además, se consolida la idea de que el Tercer Sector desempeña un papel relevante en el desarrollo social, pues realiza principalmente actividades de asistencia psicosocial, formación e inserción laboral, además de acciones de información y asesoramiento.
El número creciente de beneficiarios directos de la acción de las entidades de base revela la progresión continua de la actuación del TSAS en la sociedad española, así como el impacto de sus funciones de sensibilización y protección social. En 2008, se estima que las personas que se beneficiaron directamente de la actuación del TSAS se incrementaron en un 14,5% respecto al año anterior.
La atención a la diversidad en el TSAS
Hoy en día, el concepto de “diversidad” está más en boga que nunca. Toda organización, colectivo, partido político, medio de comunicación y corriente ciudadana organizada destacan entre sus compromisos e intervenciones la atención a la diversidad como elemento integrador y no excluyente. Para nosotros, la Teoría de las Instituciones se embriaga especialmente en esta concepción, pues la aceptación de la diversidad asume que todos los individuos son seres únicos y diferentes a todos los niveles, y este hecho es un valor añadido para la sociedad de acogida.
Cuando se solicita a algunos representantes de estos colectivos una definición clara y precisa del término diversidad, la cosa se complica, derivando en conceptos más o menos abstractos: “compromiso con las diferencias culturales, religiosas, de género, inmigrantes”, etc., que en la mayoría de las ocasiones se adaptan a la visión de la sociedad donde desarrollan sus actividades. La atención a la diversidad en muchos de estos casos es un fin más que un instrumento de acción.
La atención a la diversidad en las organizaciones que atienden a los inmigrantes se estructura como eje vertebrador de la organización. Solo de esta forma pueden posibilitar la inclusión de elementos diferenciales y lograr su aceptación social. Por lo anterior, el TSAS que atiende a la población inmigrante modela sus instrumentos de intervención recogiendo las peculiaridades específicas de la persona.
Su sistema organizativo y directivo está adaptado a rasgos de flexibilidad, integración, multiétnico y con una capacidad de respuesta muy superior a la de las administraciones públicas. Dado que la diversidad es una característica intrínseca de los grupos humanos, es precisamente el elemento que utilizan para propiciar un clima de aceptación del colectivo en el país receptor y, también, un mayor deseo de permanencia en el país de acogida del inmigrante. Tienen en cuenta las variables ligadas a las diferencias y proponen nuevas alternativas adaptadas a sus capacidades, necesidades e intereses.
Es cierto que se precisa un gran esfuerzo de adaptación por parte de la persona, pero según nuestro punto de vista, estas instituciones impiden la ruptura de lazos y ofrecen un amplio abanico de posibilidades de integración, dificultando el mecanismo automático de rechazo por parte de la comunidad autóctona.
Otros elementos que últimamente proliferan por los espacios sociales y políticos rechazan de plano el constructo de una sociedad de componentes diversificados.
Thomas Humphrey Marshall (1997) elabora un concepto de ciudadanía que emerge como un constructo para la consecución de sociedades multiculturales, democráticas y diversas, en las que todos los seres humanos, independientemente de su procedencia, son iguales en derechos.
Solo desde estas tesis pueden explicarse la proliferación de miles de organizaciones con clara orientación humanista y altamente especializadas en la atención de las migraciones. En este contexto, el inmigrante significa pluralidad cultural, y en una sociedad globalizada como la actual, las culturas se aproximan.
No cabe el rechazo ni la limitación de fronteras, pues lo contrario conduce a la conformación de bolsas de exclusión y guetos de marginación que deterioran significativamente la paz social del país receptor.
Bibliografía:
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