Hoy, leyendo esta noticia publicada en cincodías: «Tres de los cuatro banqueros mejor pagados de la UE son españoles», no he podido dejar de pensar en el estudio del INE de 2022: “Riesgo y pobreza en España”.
De él se desprende que, el 20,4% de los habitantes de España se encuentran en riesgo de pobreza, de estos, los menores de 18 años (27,8%), son los que tienen la tasa más alta de riesgo con ingresos inferiores al umbral de pobreza.
Un total 9.585.000 de personas sufrieron riesgo de pobreza en el último año.
Fuente: https://datosmacro.expansion.com/demografia/riesgo-pobreza/espana
La noticia de cincodias, nos permite teorizar y posicionarnos respecto a la brecha significativa existente entre los ingresos de los ejecutivos y los salarios de la mayoría de los trabajadores.
Algunos economistas y expertos defienden que estas retribuciones exorbitantes son necesarias para atraer y retener talento altamente calificado. Sostienen que, los altos ejecutivos deben recibir una remuneración acorde con sus habilidades y responsabilidades, compensaciones económicas que por otro lado están respaldadas por los excelentes resultados que las empresas han obtenido bajo su liderazgo. Recordemos; el año 2022, los bancos españoles y otras grandes empresas (especialmente energéticas), experimentaron grandes beneficios y altos niveles de rentabilidad.
Sin embargo, esta línea de pensamiento ignora otras implicaciones importantes:
- La concentración de la riqueza en manos de unos pocos individuos, perjudica la construcción de sociedades más justas y equilibradas.
- La desproporción salarial propicia una desconexión entre los altos ejecutivos y la realidad socioeconómica de un país como España (con elevados índices de pobreza y desigualdad), intensificando las brechas existentes.
Mientras algunos disfrutan de beneficios astronómicos, muchos otros luchan por satisfacer sus necesidades básicas.
Consideremos que, nuestro país ha experimentado niveles importantes de desigualdad en términos de ingresos y riqueza. Ya anterior a la crisis financiera del 2008, existía una brecha considerable entre los ingresos más altos y los más bajos exacerbándose durante su desarrollo. La desigualdad se vio incrementada como respuesta al fuerte incremento del desempleo y la reducción de salarios. La dificultades económicas afectaron especialmente a los grupos más vulnerables.
Desde entonces, la distribución de los ingresos ha seguido siendo muy desigual. Podemos acceder a los informes del Instituto Nacional de Estadística (INE), que describen:
- En 2020 el 20% de la población con mayores ingresos en España recibía aproximadamente el 33% de los ingresos totales, mientras, el 20% con menores ingresos solo percibía el 8% de los ingresos.
La concentración de la riqueza en manos de unos pocos ha contribuido a una brecha significativa entre ricos y pobres, ello también lo apunta el INE en su informe de 2020:
- El,10% más rico de la población en España poseía aproximadamente el 57% de la riqueza total.
La desigualdad económica limita las oportunidades de movilidad social, además, incrementa los niveles de exclusión y pobreza afectando negativamente la cohesión y el bienestar general de la sociedad.
Los y las educadoras sociales sabemos bien que, abordar la desigualdad económica es un desafío complejo que requiere de medidas y políticas integrales, entre otras de la promoción de reformas fiscales que garanticen una distribución más equitativa de la carga tributaria, pero también, atajar aquellas prácticas que perpetúan la concentración de riqueza en manos de unos pocos y que, en nada contribuyen en la construcción de una sociedad más justa y equilibrada .
Cuidaros!!!
Bibliografia:
- nstituto Nacional de Estadística (INE) de España: https://www.ine.es/
- Banco de España: https://www.bde.es/
- Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE): https://www.oecd.org/