Las teorías Neoclásicas -macro/microeconómico-, coinciden en que los factores socioeconómicos son elementos esenciales en los movimientos de capital humano. La importancia costes-beneficios, familiares, redes sociales y el sentimiento de privación relativa, son factores decisorios de la migración.
Los mercados ofertan la demanda de mano de obra y los Estados ejercen el control de los flujos migratorios especialmente cuando suponen un riesgo de inestabilidad especialmente económica.
Con independencia de lo anterior, otro desencadenante de la explosión migratoria, tiene mucho que ver con los conflictos en los países periféricos a Europa y respuesta a la nefasta gestión del proceso descolonizador de las grandes potencias.
Los países desarrollados introducen un elemento que, distorsionado y manipulado convenientemente, causa sentimiento de rechazo al inmigrante; la inseguridad. Pero no nos engañemos, los intereses económicos siguen siendo el principal elemento que “regula” el fenómeno migratorio.
Los inmigrantes son catalogados como “legales” e “ilegales” como resultado de un “triaje” en función de la potencial amenaza que se presupone para nuestra sociedad, todos aquellos incluidos en esas listas negras se les impide el paso de fronteras y si lo hacen, quedan fuera del amparo de los sistemas de protección jurídica, tratados internacionales y privados de derechos. Los servicios de información y manipulación mediática”, se encargan ocupan de incrementar la percepción de inseguridad en la ciudadanía.
Ejemplo; la relación entre inmigración, violencia y criminalidad.
Expertos como José Luís Díez Ripollés, catedrático Derecho Penal Universidad de Málaga afirma:
“No puede afirmarse que la presencia de inmigrantes sea determinante a la hora de explicar los niveles delincuenciales”.
Las estadísticas son concluyentes; el 40% los delitos cometidos por personas extranjeras no son residentes en España, sino turistas o personas en tránsito (delincuente transfronterizo). Globalización de la criminalidad, según datos policiales; el 63,5% de las bandas criminales que operan en España son mixtas (integradas por españoles y extranjeros).
El arraigo de la comunidad extranjera, inhibe las conductas delictivas, el inmigrante está menos expuesto a la delincuencia. Los logros sociales obtenidos son la principal causa. Los apoyos familiares, culturales e institucionales reducen el riesgo. Teoría del arraigo social (T. Hirschi).
Otra percepción errónea; los inmigrantes son una carga para el sistema económico del país. La realidad nos dice lo contrario pues aportan al sistema económico español beneficios económicos, sociales, culturales y sanitarios.
Según las cifras del año 2011 , cuando el número de inmigrantes, mayor que el actual, representaba el 13% de la población total y el 10% de los afiliados a la seguridad social, ello favorecía el sostenimiento del sistema de pensiones.
El gasto sanitario que suponía para el Estado equivalía sólo al 5% del total. Sólo el 1% de los perceptores de pensiones era extranjero.
ACTUALIZADO.
Interesante estudio publicado en el El PAÍS que aporta información actualizada muy valiosa:
Cuentas y no cuentos: lo que el inmigrante aporta a la economía
Si aceptamos que la diversidad es una característica intrínseca a los grupos humanos, no podemos pretender sociedades uniformes de pensamiento y comportamientos únicos. Las variables ligadas a las diferencias, alternativas, capacidades, necesidades e intereses propician sociedades más desarrolladas y mejor vertebradas.
Cuando la diversidad pasa a ser una abstracción intelectual, se desvirtualiza y adopta una orientación etnocentrista, con ello las posibilidades de incluir elementos diferenciales se reduce y la percepción de amenaza se incrementa.
Este clima de desconfianza nos convierte a todos en una amenaza potencial pues, aquellos que no compartan la doctrina única imperante, engrosaran las listas negras. Ejemplos recientes tenemos.
La diversidad reconoce las diferentes culturas internacionales, nacionales, regionales, rurales, urbanas, también, las diferencias por edad, pensamiento político, religioso, pertenencia social, profesional…
El riesgo de colapso social por el incremento del conflicto y ruptura, supera las dificultades socioculturales. La búsqueda de recorridos para asumir la diversidad como elemento enriquecedor, evitaran los sesgos excluyentes.
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