Existen dos paradigmas relacionados con la vejez como fenómeno social. El primero de ellos, asume que las personas mayores deben retirarse de la vida social y productiva, pues solo así se liberarían roles sociales para los más jóvenes (Sánchez, 2000). Este es un prejuicio edadista, respuesta a la primacía que las sociedades modernas otorgan a la juventud. Con relativa frecuencia se desprecia lo que se considera viejo, minusvalorando las experiencias y vivencias de las personas de más edad no encontrando espacios adecuados para expresar su voz (Toledo, 2011).
La confrontación con los estereotipos sociales negativos de la vejez socava la evaluación que las personas mayores tienen de sí mismas, limitando con ello su autonomía y autoconcepto (Rice, Löckenhoff y Carstensen, 2002). Por lo general, los estereotipos tienden a reflejar una imagen negativa sobre la vejez: son consideradas como más infelices, comparadas con los demás grupos de edad, son evaluadas menos favorablemente que los adultos más jóvenes en varías dimensiones como competencia, independencia, bienestar físico y psicológico (Lemus y Expósito, 2005).
El segundo paradigma es el denominado paradigma del envejecimiento activo (OMS, 2002). En el año 2002, la OMS definía el envejecimiento activo como: “El proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen” (OMS, 2002, p.79). De lo anterior se desprende que el bienestar psicológico de estas personas, incluye todos los aspectos que se relacionan con su adaptación al entorno y los estados subjetivos resultantes (Campos, 2001). La Organización Mundial de la Salud resalta la importancia de conformar entornos físicos y sociales adecuados a las personas de la tercera edad, pues ello contribuye a incrementar su autonomía y participación social, es decir, promoción de un envejecimiento activo.

Con las historias de vida, se promueve la participación social de la persona mayor pues a través de los encuentros intergeneracionales, comparten sus vivencias recreando relatos autobiográficos que aprovechables por el entorno sociocomunitario, además, les proporcionan importantes beneficios cognitivos y emocionales (Rodríguez García et al., 2014). Consideremos que, durante el ejercicio de evocación, la mente se centra en los recuerdos y los acontecimientos de impacto, provocando un proceso de introspección personal que, compartido, le ayudará a incrementar su autoconcepto y percepción de autoeficacia (Ferroarotti, 2011).
El enfoque de recuperación de evocaciones a modo de historias de vida, permite que emerjan valiosos elementos experienciales, valores y metas; proceso importante que posibilita centrar la atención en aspectos satisfactorios, proporcionando bienestar emocional y consecuentemente reducción de los niveles de estrés (Coutiño, 2012). Interviniendo especialmente sobre emociones, sentimientos y evocaciones se articulan herramientas de autorreconocimiento y comprensión.
La recreación de historias de vida, es un ejercicio experiencial que no solo sumerge a la persona en su yo más profundo, también se confronta a su realidad del hoy. Las evocaciones implican procesos de aceptación, compromiso y cambios (Salas & Soriano, 2006). Al resultar un fenómeno psicológico especialmente sensible a las respuestas basadas en las experiencias (Mañas, 2007), se desmonta la imagen negativa de la vejez asociada a los prejuicios edadistas, pues con la recopilación y sistematización de los relatos de vida, se obtienen nuevas fuentes de información sociocultural, lo que facilita al contexto vivencial la comprensión de los fenómenos culturales, sociales e históricos comunitarios (Luna y Carreño, 2005).
Las personas de mayor edad, presentan un recorrido vital lleno de contenidos y experiencias que forman parte esencial de su “equipaje”, y no debería ser despreciado.
BIBLIOGRAFÍA:
Campos, F. R. (2001). Salud y calidad de vida en las personas mayores. Tabanque: Revista Pedagógica, 16, 83-104.
Cisneros, G. E., & Ausín, B. (2019). Prevalencia de los trastornos de ansiedad en las personas mayores de 65 años: una revisión sistemática. Revista Española de Geriatría y Gerontología, 54(1), 34-48.
Coutiño, A. M. (2012). Terapias cognitivo-conductuales de tercera generación (TTG): la atención plena/mindfulness. Revista internacional de psicología, 12(01), 1-18.
De Lemus, S. y Exposito, F. (2005). Nuevos retos para la psicología social: edadismo y perspectiva de género. Pensamiento Psicológico, 1(4), 33-51. Recuperado de http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=80112046005
Fernandez Ballesteros, R. (2006). Estudio Longitudinal sobre Envejecimiento Activo (ELEA). Madrid: IMSERSO, Estudios I+D+I, 38. Recuperado de: https://bbpgal.xunta.es/images/BBPGAL/ELEA%20-%20IMSERSO.pdf.
Ferroarotti, F. (2011). Las historias de vida como método. Acta sociológica, 1(56), 95-119.
Luna, E. P., & Carreño, J. S. (2005). La educación comunitaria: Una concepción desde la Pedagogía de la Esperanza de Paulo Freire. Revista Venezolana de Ciencias Sociales, 1(1), 317-329.
Mañas, I. (2007). Nuevas terapias psicológicas: La tercera ola de terapias de conducta o terapias de tercera generación. Gaceta de psicología, 40(1), 26-34
Murayama, Y., Murayama, H., Hasebe, M., Yamaguchi, J. y Fujiwara, Y. (2019) The impact of intergenerational programs on social capital in Japan: a randomized population-based cross-sectional study. BMC Public Health, 19(1)156. DOI https://doi.org/10.1186/s12889-019-6480-3. Disponible en: https://bmcpublichealth.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12889-019-6480-3Organización Mundial de la Salud (2002). Active Aging. Geneva: WHO
Pinazo, S y Kapla, M. (2007). Los beneficios de los programas intergeneracionales. En M. Sánchez (coord.) Programas intergeneracionales. Hacia una sociedad para todas las edades. Barcelona: Obra Social la Caixa. Disponible en https://www.aepumayores.org/sites/default/files/Programas_Intergeneracionales_Coleccion_Estudios_Sociales_vol23_es.pdf
Rice, C., Lockenhoff, C., & Cartensen, L. (2002). En busca de independencia y productividad: cómo influyen las culturas occidentales en las explicaciones individuales y científicas del envejecimiento. Revista Latinoamericana de Psicología,34, 1-2.
Rodríguez García, A. M., Luque Pérez, R. M., & Navas Sánchez, A. M. (2014). Usos y beneficios de la historia oral. Reidocrea: Revista electrónica de investigación y docencia creativa,3, 193-200.
Rodríguez, M. C., & Figueroa, C. V. (2015). Solidaridad intergeneracional: jóvenes y adultos mayores en estrecha colaboración. Prospectiva: Revista de Trabajo Social e Intervención Social, (20), 261-278.
Sánchez, C. (2000). Gerontología social. Buenos Aires: Espacio Editorial.
Toledo, A. M. (2011). Viejismo (ageism). Percepciones de la población acerca de la tercera edad: estereotipos, actitudes e implicaciones sociales. Revista Poiésis, 10(19). Recuperado el 1 de marzo de 2021 de http://funlam.edu.co/revistas/index.php/poiesis/article/view/101
Deja una respuesta