“Miramos con los ojos de cuerpo, pero vemos también, o quizá, sobre todo, con los ojos de la mente” (Ferroarotti, 2011, p.21).
En ocasiones, nuestros estados de ánimos nos llevan a cuestionarnos el valor de nuestra existencia, quizás en esos días, encontrar un momento para realizar un ejercicio de introspección personal, o un paseo por el campo, nos puede ayudar a calmar esos pensamientos autodestructivos, pero, en esta ocasión, deseo proponeros una actividad que ha ayudado a muchas personas a resolver ese pesimismo vital:
Recrear nuestra historia de vida.
Este ejercicio,responde a una práctica terapéutica consistente en la realización de una inmersión por nuestra memoria más profunda. Actividadque nos permitirá redescubrir aquello que, en su momento, fue importante para nosotras/os y nos ha conformado como las personas que hoy somos. Un ejercicio de evocación emocional.
Observaremos, además, la estrecha relación entre lo anteriormente vivido y nuestros actuales estados de ánimos.
Todas/os hemos pasado por momentos difíciles y en ocasiones, desearíamos borrarlos de nuestra memoria, olvidar definitivamente aquellos acontecimientos que nos ha causado dolor. He conocido a personas con graves problemas psicológicos que son la respuesta a traumas sufridos tiempo atrás. En mi caso, nunca he olvidado el día en el que sufrí poliomielitis. Yo apenas contaba con cuatro años de edad, pero, esos instantes, quedaron grabados en mi memoria para siempre.
Sucesos vitales que aparecen de vez en cuando en forma de flashback que alimentan emociones diversas. Para mi, el recuerdo de la infección por polio, hace tiempo dejo de afectarme, aunque debo reconocer que anteriormente, su evocación me producía alto grado de estrés emocional.
Distintos especialistas aconsejan procesar las malas experiencias otorgándoles significado integrándolas en nuestra vida. A fin de cuentas, son aprendizajes que nos permiten seguir creciendo en madurez.
Otros expertos, en cambio consideran que es mejor olvidar los malos momentos. Sus tesis se sostienen en los resultados de algunos experimentos realizados con animales, a los que se les han inhibido las conexiones sinápticas cerebrales que permiten el acceso a la memoria. 1. Estos estudios describen menores índices de ansiedad en los (ratones) tratados.
Pero, con independencia de la consideración ética en este tipo de experimentos (cuestión sobre la que existe abundante literatura científica), hoy, no es posible realizar una selección química de la memoria a conservar y/o borrar.
Además, es importante considerar que nuestra memoria tiene un carácter plástico, recordamos aquello que pensamos y sentimos. Evocamos aquello que nos ha impactado emocionalmente. Por ejemplo, yo recuerdo el día que me infecté de polio, pero nada del día anterior. Aquí os enlazo a una interesante conferencia del prestigioso neurólogo argentino Dr. D. Facundo Manes en el que trata el funcionamiento de nuestro cerebro.
Los recuerdos por si mismos, no son buenos o malos, el efecto sobre nuestros estados de ánimos siempre dependerá del poder que les otorgamos. Una excelente publicación que nos introduce en la forma en la que piensa el ser humanos es; Aprendizaje humano y pensamiento escrito por el Dr. D. Antonio Maldonado López, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada.
Particularmente, comparto la sabia cultura popular que recomienda; conversar con los demás de las cosas que nos preocupan, pues nos ayuda a encontrar apoyo. Somos seres sociales, necesitamos compartir nuestros buenos y malos momentos, es así como nos hemos ayudado mutuamente desde el inicio de los tiempos.
Pero, centrándonos en la historia de vida, desde el mismo momento en el que nos ponemos a evocar recuerdos alojados en nuestra memoria profunda, estamos realizando un ejercicio de autorreconocimiento interno y sincero que nos está aportando importantes beneficios cognitivos y emocionales.
Por citar algunos:
- Paz mental y plenitud de autorrealización. Empoderamiento.
- Incremento de las capacidades de observación, juicios reflexivos, críticos y analíticos. Fortalecimiento de nuestras capacidades cognitivas.
- Incidencia positiva sobre nuestras emociones.
- Incremento de la sensación de pertenencia a una cultura y comunidad.
En todo caso, es una práctica cognitiva sanadora.
Pero ¿Qué es una historia de vida?
La Historia de Vida es un relato autobiográfico que recorre el curso vital de una persona. En ella, las vivencias únicas y personales son evocadas. Nuestra visión se centra en los recuerdos y los acontecimientos que nos han conformado como seres únicos y valiosos. En el relato, se descubre muestra manera de entender y comprender el mundo y sus diferentes momentos históricos.
En función de los objetivos que se persigan, existen diferentes procedimientos para recrear una historia de vida, en nuestro caso, y como referí anteriormente, responde a un ejercicio terapéutico, por ello, os describiré los pasos esenciales para elaborarla sin dificultad.
Previamente debemos tener claras dos premisas:
- El proceso de recreación nos tiene que aportar disfrute (en caso contrario, es mejor dejarlo para otro momento).
- Debemos relacionar nuestro hoy social con el ayer evocado (lo que hoy somos tiene correspondencia con nuestras experiencias pasadas).
Ya en su fase final, dispondremos de un valioso documento en el que quedará expuesta una parte importante de nuestra vida, integrado por nuestros valores y especial idiosincrasia individual.
De nosotras/os depende compartir con aquellas personas de especial significancia en nuestra vida.
Existen muchos ejemplos de historias de vida, en mi web logicasocial.com tenéis más información.
Iniciamos nuestro proceso terapéutico.
Vamos a trazar una linea del tiempo.
Necesitamos trabajar con una estructura metodológica coherente. Los recuerdos deben ubicarse en su correcto contexto espaciotemporal. En este proceso, nos puede ayudar trazar una linea temporal que abarque desde la fecha de nuestro nacimiento hasta la actualidad.
A modo de ejemplo, consideremos una franja de tiempo correspondiente a una persona que a fecha de hoy tiene 61 años, de 1960 a 2021. Para facilitar el anclaje de los recuerdos, subdividimos la linea del tiempo en tres grandes bloques de edad (podemos establecer otros criterios, pero, este nos sirve en esta ocasión).
Estos espacios temporales, tienen correspondencia con los contextos históricos vividos.
- Nacimiento-primera infancia.
- Juventud-adultez.
- Madurez-M. tardía.
Ejemplo:

Recopilación Foto-etnografía.
Utilizaremos un potente andamiaje foto-etnográfico, para ello, recuperaremos todas las fotografías que tengamos a nuestra disposición, o en su caso, buscaremos imágenes por Internet de aquellos lugares relacionados con las vivencias evocadas.
Todas las imágenes deben situarse en su correcto contexto histórico-temporal (nacimiento- infancia, juventud-adultez, madurez-tardía). Describiremos lo que significan para nosotros, sentimientos y emociones que nos producen. En definitiva, realizamos un ejercicio autodescubrimiento emocional de esas épocas de nuestra vida.
Tablas de contenidos.
Nos ayudará, crear una tabla de contenidos donde anclar los recuerdos. También a modo de ejemplo, tenéis un modelo más abajo. En este caso, la tabla la he realizado con la ayuda de una aplicación informática (Word) pero, cualquier otro soporte nos sirve (una libreta o cuaderno que tengamos exclusivamente para este proposito).
¿Por dónde empezamos?
Podemos empezar por personas importantes de nuestra vida, lo que nos aportaron, cómo las recordamos. Nuestra etapa escolar, los maestros y profesores, compañeros, amigos. Nuestro primer amor. Nuestros hijos. Viajes enriquecedores. Enfermedades. Momentos felices y tristes. Relataremos todo aquello que consideremos relevante en nuestra vida. Las evocaciones irán surgiendo de nuestra memoria y en muchos momentos no estarán relacionadas con
Observad como describo mi recuerdo del momento de la polio.

Este ejercicio, lo debemos repetir tantas veces como recuerdos deseemos incorporar en nuestra historia de vida.
Aquí tenéis un borrador de como quedaría en mi historia de vida de esos años a la que he incorporado algunas fotografías que conservo. De nuevo, está realizado con un ordenador, pero escrito con nuestra propia letra queda perfecto.

Muy importante es relatar nuestra memoria con los ojos de la mente, es así como quedan impregnados de valiosa subjetividad. No importa que no los describamos con toda precisión (es imposible recordar todos los detalles de acontecimientos acaecidos hace muchos años), lo importante es que sean un fiel reflejo de nuestros sentimientos profundos.
Concluido el proceso retrospectivo (en el punto histórico que deseemos), lo relacionamos con nuestro yo actual. Realizamos un ejercicio de reflexión de nuestra vida, nos sentimos afortunados por vivir. En el relato reconocemos nuestros defectos y virtudes, y percibimos que tenemos el control para cambiar aquello que nos hace daño.
Finalizada la práctica, tenemos nuestra historia de vida, repleta de contenidos únicos e irrepetibles. Procesos internos de autoconciencia y desarrollo exclusivo. Nos percatamos que nuestro proceso vital ha sido un fin en si mismo y no un medio. Hemos proyectado nuestro propio destino y nos sentimos reconfortadas/os. Gahona, S. (2008).
Ejemplo de historia de vida editada.

Espero que este ejercicio os ayude, si es así, os invito a comentar vuestras experiencias.
Un cordial saludo y un fuerte abrazo.
Bibliografía:
Gahona, S. (2008). La persona humana, el valor central de la educación. Sophía, (5), 151-159.
Maldonado López, A. (2015). Aprendizaje humano y pensamiento. Aprendizaje humano y pensamiento, 1-286.
Moreno, A. B., & Campos, L. (2012). Historia de vida. Málaga, 19(03).
Moriña, A. (2016). Investigar con Historias de Vida: Metodología biográfico-narrativa (Vol. 142). Narcea Ediciones.
Ruetti, E., Justel, N., & Bentosela, M. (2009). Perspectivas clásicas y contemporáneas acerca de la memoria. Artículos en PDF disponibles desde 1994 hasta 2013. A partir de 2014 visítenos en www. elsevier. es/sumapsicol, 16(1), 65-83.
Sarabia, B. (1985). Historias de vida. Reis, (29), 165-186.
Deja una respuesta