“La Justicia argentina se convirtió el viernes en la primera de Sudamérica en condenar a ex militares por participar en el Plan Cóndor, el complot que las dictaduras del Cono Sur implementaron desde mediados de los 70 hasta inicios de los 80 para secuestrar, torturar y eliminar opositores políticos”. La vanguardia 28 de mayo de 2016.
Noticia que casi ha pasado desapercibida y según mi opinión, es un hito histórico en la aplicación de la justicia.
Los postulados reaccionarios defendidos por el candidato a la presidencia de Estados Unidos Donald Trump, deberían cuanto menos inquietarnos pues denotan una concepción del mundo que evoca con preocupante similitud las doctrinas que dividieron el planeta durante la guerra fría.
La Guerra Fría fue un enfrentamiento político entre los bloques occidental-capitalista liderado por Estados Unidos y oriental-comunista de la Unión Soviética. Lo fue de índole social, militar, informativo e incluso deportivo. Tuvo lugar durante el siglo XX, desde 1945 (fin de la Segunda Guerra Mundial) hasta el fin de la URSS (que ocurrió entre 1989 con la caída del muro de Berlín y 1991 con el golpe de Estado en la URSS).
Las razones de este enfrentamiento fueron esencialmente ideológicas y políticas. Su máximo ideólogo fue Henry Kissinger Secretario de estado de Nixon y colaboración de la CÍA Norteamericana. Si bien estos enfrentamientos no llegaron a desencadenar en una tercera guerra mundial, la entidad y la gravedad del conflicto marcó significativamente gran parte de la historia de la segunda mitad del siglo XX. Las dos superpotencias deseaban implantar su modelo de gobierno en todo el planeta.
Estados Unidos especialmente vigilaba “su patio trasero”, expresión que alude a los países iberoamericanos fronterizos que en la mayoría de los casos iniciaban procesos de democratización progresistas y en algunos casos, revolucionarios.
Durante la década de los años setenta y hasta mediados de los ochenta, EE.UU propició la implantación de Dictaduras Militares en el Cono Sur Americano, derrocando para ello a Gobiernos democráticos de orientación izquierdistas. La URSS vigilaba especialmente sus estados satélites de Europa Oriental e intentaba concretar su presencia en Cuba.
La doctrina de “seguridad nacional” era el concepto que definía las intervenciones de EE.UU para eliminar todo resquicio de concepciones comunistas. Según esta doctrina cualquier amenaza para los Estados Unidos, incrementaba las fuerzas del enemigo común la URSS. El entrenamiento de militares en la Escuela de las Américas en Panamá y las acciones directas de la CIA, derrocaron los Gobiernos democráticos de Chile, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Nicaragua, Colombia, El Salvador y Argentina.
El contexto de la Guerra Fría fue la excusa perfecta para dar “legitimidad” a estas intervenciones y la violación sistemática de los derechos humanos. Con la Operación Cóndor, Estados Unidos alentó la represión de personas consideradas “subversivas” contrarias al pensamiento político liberal y capitalista. Miles de personas muertas o desaparecidas fue el resultado.
El Operativo Independencia de la dictadura del general Videla en Argentina, provocó la desaparición forzosa de un número de personas cercano a las 30.000. Anteriormente la organización terrorista Triple A (con ideario fascista) ya había asesinado y/o hecho desaparecer a más de 1.500 personas en tan solo tres años.
Según Adolfo Pérez Esquivel, premio Noble de la Paz;
- “El Plan Cóndor fue una asociación ilícita y Argentina juzgó a los genocidas. No es para celebrar porque es algo que no debió haber ocurrido nunca”…
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