Nadie está lo suficientemente discapacitado para desarrollarse íntegramente. No importan la limitaciones si se comprende que más allá de la fuerza física, está la fuerza de voluntad, de superación, que no importa la distancia que puedas recorrer en un día, es la propia distancia andada la que importa. En ocasiones estos valores son difíciles de transmitir especialmente cuando se sufre algún tipo de diversidad.
No obstante, las educadores y educadores sociales contamos con herramientas que nos pueden ayudar a trazar recorridos creativos, llenando de contenido valioso nuestras acciones. Utilizar habilidades sociales empáticas que estimulen el deseo de superación y de crecimiento continuo.
Un buen ejemplo de modelo de intervención social, lo podemos encontrar en el cortometraje: The Butterfly Circus 2009. Director: Joshua Weigel. Guion: Joshua Weigel, Rebekah Weigel
La historia se recrea en la década de 1930 en la que los Estados Unidos, está sufriendo la Gran depresión. Miles de personas sin trabajo y sin hogar están preocupadas por la situación económica. El señor Méndez director del Circo de la Mariposa utiliza el espectáculo como un elemento de distracción y fomento de alegría en aquellas localidades por las que discurre.
Un día cualquiera conoce al protagonista Will, un joven que nació sin brazos ni piernas y que es expuesto en una feria ambulante como una rareza de la naturaleza.
Para nosotras/os el señor Méndez es un educador social de una manera relevante y eficaz. Observemos como lo hace:
- Con las personas, no interviene de manera simétrica (por igual).
- Es capaz de dar a cada cual, la respuesta y la solución adaptada a sus potencialidades.
- No observa discapacidades, solo potencialidades y por ello, es capaz de construir los escenarios precisos para que cada persona participe en su propio proceso de reconstrucción personal.
El ser humano lucha diariamente para alcanzar la superación personal, las dificultades y los problemas siempre están presentes, especialmente en aquellas personas con diversidades. Sus oportunidades son escasas y salvo en casos excepcionales, pocos otorgan el mínimo atisbo de razonable esperanza.
Como el maestro de ceremonias del Circo de la Mariposa, la educación social ejerce una función respetuosa con las diferencias, no cuestiona las limitaciones, no pone coto a los objetivos que cada persona se marca, más bien, enseña a vislumbrar los potenciales que todo ser humano posee.
La educación social embrida sus intervenciones en posicionamientos humanitarios sustanciados en:
- Conocimientos consolidados.
- Prácticas experimentadas.
- Razonamientos constructivos.
- Interés por el perfeccionamiento profesional.
Su praxis es rupturista, positivista, sin inercias excluyentes. Entiende que ninguna persona es irrecuperable, no renuncia a priori a la intervención. No importa lo insignificante de los avances, una vez emprendida la marcha, el proceso de transformación se ha iniciado.
BIBLIOGRAFÍA:
- Blanco, G. (2006). La equidad y la inclusión social: uno de los desafíos de la educación y la escuela hoy. Reice: Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación.
- Vega, A. (2000). La educación ante la discapacidad. Hacia una respuesta social de la escuela.
- Barton, L. (2015). Estudios sobre discapacidad y la búsqueda de inclusividad: observaciones.
Deja una respuesta