Tal y como se estableció en el artículo 1 de la Convención de los Derechos del Niño de 1989, la infancia es el período comprendido entre 0 y 18 años, etapa, en la que un entorno favorable, resulta esencial para un adecuado desarrollo físico y psicológico.
La infancia es un colectivo especialmente vulnerable, los múltiples riesgos a los que está expuesta, pueden derivar a graves desequilibrios sociales, desadaptación y pérdida de derechos esenciales consolidados.
En las sociedades con mayor desarrollo la falta de escolarización, el absentismo y el fracaso escolar, condiciona especialmente el futuro de estos chicos/as. Además otros graves elementos como; los abusos y malos tratos, la deficiente atención sanitaria, el abandono, la infravivienda y la precariedad económica familiar, repercuten en su desarrollo integral. Los nuevos escenarios en las sociedades avanzadas conforman elementos de riesgo hasta ahora inexistentes. Así, las derivadas de las políticas economicistas desarticulan los sistemas de protección social, agrandando las distancias de los ecosistemas poblacionales.
La imposición de políticas de corte neoliberal no reparan en costes sociales ni medioambientales, además prevalece cierta uniformidad sociocultural que afecta especialmente a la infancia pues, las lógicas capitalistas articulan modelos de funcionalidad práctica del ser humano. Son patrones culturales uniformes y de relación humana desnaturalizada propios de la globalización. Nos encontramos ante un mundo funcionalista que moldea interesadamente al ser humano y a su entorno.
En estas nuevas formas sociales denominas por Beck U. (1991), del riesgo, no afectan especialmente a una determinada clase social al contrario, todos los tejidos sociales quedan expuestos pues, ¿nadie escapa de las consecuencias del deterioro medioambiental, las crisis económicas, los conflictos bélicos, el terrorismo, los apagones tecnológicos, etc.
La doctrina de “laissez faire” (dejar hacer) propuesto por el capitalismo, rompe normas y patrones culturales, es en definitiva un ataque a los valores sociales que modifican las perspectivas de identidad y pertenencia, dejando a la infancia al arbitrio de la especulación e intereses de los mercados.
Los educadores sociales, tenemos presente que un entorno de crecimiento normalizado por si solo no evita la exposición a los riesgos, pues como hemos visto anteriormente las diferentes casuísticas que deterioran los contextos sociales están condicionadas por factores externos que difícilmente se pueden abordar desde una exclusivamente educacional.
Somos conscientes que nuestra mediación profesional, está orientada a la normalización del desarrollo socioafectivo del menor aliviando la presión que los elementos de riesgo ejercen en su contexto de desarrollo, para ello estructuramos entramados relacionales con otros actores sociales lo que nos permite articular mecanismos de atención integral.
Los procesos de colaboración multidisciplinar evitan la duplicidad de acciones y posibilitan la focalización de objetivos y soluciones desde amplias perspectivas. Estos tejidos colaborativos soportados en ejes de relación trasversal posibilitan el diseño de intervenciones socioeducativas precisas y reparadoras.
Revalorizar el importante papel que la Educación social tiene en los dispositivos de atención a la infancia dado que las competencias y conocimientos profesionales de los Educadores sociales, abordan las distintas problemáticas desde un enfoque humanista, de respeto a su individualidad social.
Nos estimula intervenir en el fomento de hábitos, valores y conductas prosociales pues favorecen la convivencia pero también, trabajamos colateralmente para la eliminación de los desequilibrios derivados del actual modelo sociocultural. Los elementos que estructuran las modernas sociedades (ciencia, técnica, economía, burocracia, etc.), deben servir para la construcción de espacios de convivencia más justos y razonables.
Compartimos con Freire (2005) que, “La ciencia y la tecnología, en la sociedad revolucionaria, deben estar al servicio de la liberación permanente de la Humanización del hombre”.
Bibliografía:
Torres, J. (2001). Educación en tiempos de neoliberalismo.
Amin, S. (1999). El capitalismo en la era de la globalización. Paidós Ibérica.
Bruñol, M. C. (1999). El interés superior del niño en el marco de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño. Justicia y Derechos del Niño número, 125.
Magallón, R. (2006). Entrevista con Alain Touraine: sociedad y globalidad. Cuadernos de Información y Comunicación, 11, 251-256.
Beck, U. (1991). La irresponsabilidad organizada. Debats, 35(46), 30-37.
Freire, P. (2005). Pedagogía del oprimido. Siglo xxi.
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