La crisis climática es uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la humanidad en la actualidad. Una realidad respaldada científicamente y que requiere de acciones urgentes a fin de mitigar sus impactos y adaptarse a los cambios en el clima.
Sin embargo, el negacionismo existente cuestiona su existencia y su gravedad dificultando la adopción de medidas eficaces. Estas posturas además, limitan la difusión de información precisa basada en la evidencia científica.
Son distintos los argumentos y creencias que desafían la existencia o gravedad de la crisis climática:
Intereses económicos: Los principales lobbies industriales (petroquímicas, industrias automovilísticas, minería de carbón, derivados del petróleo, etc.), ven amenazados sus modelos de negocio dada la necesidad que se impone de transición a fuentes de energía más limpias y sostenibles.
Ideología política: Podemos observar la negación de la crisis climática por determinados pensamientos políticos que, ven la regulación ambiental como una interferencia en los asuntos económicos, un intento de control gubernamental (concepción propia del neoliberalismo y corrientes de extrema derecha).
La resistencia hacia el cambio conlleva graves implicaciones no solo respecto a iniciativas climáticas, también para el fomento de la educación medioambiental. La desinformación difunde noticias falsas y engañosas que pretenden confundir a la opinión pública generando con ello, corrientes críticas negativas que imposibiliten la adopción de medidas efectivas a corto plazo.

Pero, además, la negación de la crisis climática socava los esfuerzos públicos y privados, dificultando la movilización ciudadana dada la resistencia cultural y política. En este sentido, la educación medioambiental se ve inmersa en una batalla en la que los bandos más reaccionarios la consideran parte del problema.
Son diversos los actores que intervienen para la resolución de este problema, profesionales formados en diversos conocimientos que, desde sus responsabilidades competenciales, abordan la crisis apuntando recomendaciones y soluciones. Una de estas disciplinas es la educación social.
La educación social, caracterizada por su enfoque holístico integra tanto los aspectos sociales como ambientales. Su especial orientación humanista e integradora, fomenta la conciencia y la acción. Aborda las dificultades desde múltiples perspectivas considerando su interrelación con otros problemas sociales, por lo que desempeña un papel esencial en la crisis climática al promover la conciencia ambiental, la educación, la participación así como el desarrollo de habilidades socioambientales.
Forma a personas y comunidades comprometidos con la sostenibilidad, capaces de enfrentarse los desafíos planteados por el cambio climático.
Los y las educadoras sociales contextualizan la crisis climática con cuestiones como la justicia social, los derechos humanos y la promoción de una cultura de paz, y al integrar estas dimensiones, logran una comprensión más compleja del cambio climático y su relación con otros problemas sociales y ambientales. Propicia acciones efectivas en la lucha contra el cambio climático.
El educador social en su intervención y mediación socioeducativa, diseña estrategias pedagógicas que fomentan el desarrollo de conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para la intervención medioambiental de manera responsable y efectiva.
Los graves problemas medioambientales presentan un carácter global que requieren de acciones urgentes y colectivas por lo que la intervención socioeducativa, desempeña un papel fundamental para la concienciación, y movilización social.
Algunas intervenciones.
- Sensibilización y concienciación:
- Desarrollo de campañas de sensibilización que destaquen la importancia de la crisis climática y sus impactos en el medio ambiente, la economía y la sociedad (divulgación, conferencias, talleres…), dirigidas a diferentes grupos de edad y contextos educativos.
- Fomento de la participación de la comunidad educativa en acciones relacionadas con la sostenibilidad (organización campañas, promoción del uso de transporte sostenible, gestión de residuos…).
- Educación ambiental:
- Integrar la educación ambiental en los planes de estudio, proporcionando a los estudiantes los conocimientos, habilidades y actitudes necesarios para comprender y abordar la crisis climática (enseñanza de conceptos clave, huella ecológica, conservación de la biodiversidad, las energías renovables…).
- Promoción del desarrollo de habilidades prácticas (reducción del consumo de energía, reciclaje, adopción de hábitos de vida sostenibles…).
- Participación y acción:
- Fomento de la participación activa de la comunidad en proyectos y acciones relacionados con la mitigación y adaptación al cambio climático (organización de grupos y/o comités de sostenibilidad, implementación de medidas de eficiencia energética, promoción de la movilidad sostenible…).
- Colaboración con organizaciones medioambientales y comunitarias (participación en programas de reforestación, organización de eventos sobre cambio climático, colaboración en campañas de concienciación…).
Observamos el papel relevante que la educación social tiene para el fomento de la conciencia, el compromiso y la acción colectiva para la consecución de un futuro más sostenible y justo para todos.
Cuidaros!!!
Bibliografía:
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