El Derecho tiene un origen relacionado con la aplicación de la justicia, la creencia o aspiración a garantías de carácter subjetivas.
“Facultad de hacer o exigir todo aquello que la ley o la autoridad establece en nuestro favor, o que el dueño de una cosa nos permite en ella. RAE (2001).
El Derecho contiene significaciones de:
- Valores.
- Legislación.
- Facultad personal.
La percepción de privación relativa (especialmente por la identidad de pertenencia grupal), generaliza la exigencia individual de derechos. Son reconocidos como elementos de justicia social, protección y distribución de bienes esenciales.
La justicia social orienta los valores que cada sociedad entiende necesarios procurándose para ellos procedimientos legislativos.
Podemos distinguir tres tipos de derechos:
- Civiles. Pertenecientes a la primera generación de finales del siglo XVIII y principios del XIX (liberalismo frente al despotismo). Tienen por objeto a la persona y la libertad de creencias.
- Políticos. El concepto de ciudadanía es la referencia que se otorga a la participación democrática.
A finales del siglo XIX y XX surge la segunda generación de derechos que confrontan dos concepciones de ordenamiento social claramente diferenciadas: Socialismo vs Capitalismo.
Nacen los Derecho sociales.
El individuo es integrante de la sociedad, y se establecen derechos a la salud, educación y el trabajo.
Los derechos sociales conciben al individuo como sujeto especifico, tiene necesidades básicas definidas y reconocibles. Esta forma de entendimiento establece que las carencias esenciales de las personas deben ser cubiertas.
El surgimiento del neoliberalismo reduce los derechos sociales y es por ello que en las sociedades con predominio de doctrinas económicas, los ciudadanos son concebidos como seres abstractos, sus derechos deben contemplarse desde perspectivas mucho más amplias. Así, las garantías y derechos sociales deben estar condicionados a criterios económicos y el interés general. Las identidades minoritarias son poco relevantes.
La doctrina neoliberal globaliza el modo de vida occidental (etnocentrismo), instrumentaliza las políticas sociales y quiebra la igualación en derechos de todos los pueblos y culturas. Responden a crisis de valores éticos que articulan políticas injustas y excluyentes.
Pero no bebemos engañarnos, esta merma de derechos sociales no solo concierne a los segmentos sociales menos favorecidos, las clases medias que en definitiva, son las sostenedoras de los soportes de protección social también quedan gravemente afectadas.
En Estados Unidos y en Europa, hubo un tiempo en el pensábamos que estábamos a salvo, protegidos del albur neoliberal, creíamos que vivíamos en países de clases medias, pero estábamos equivocados. El Nobel de Economía en 2001, Joseph Stiglitz en su publicación, “El precio de la desigualdad” analizó el escenario económico actual y según su opinión, los fallos generalizados de los sistemas socioeconómicos de occidente muestran el fracaso de los mercados. Son frágiles, inestables e ineficientes. Tal y como estamos observando estos días con las distintas crisis de toda tipología (humanitarias, económicas, sanitarias, energéticas, etc.).
El fenómeno de la globalización y los flujos migratorios, bien como consecuencia de conflictos bélicos o derivadas de graves crisis alimenticias, climáticas, económicas, conducen a millones de personas hacia nuestras fronteras recibiendo un trato diferencial en función de sus países de origen. No obstante, miles de personas mueren en las mismas puertas de nuestras fronteras.
Mientras, los políticos bien alimentados atienden a sus respectivos lobbies, hablan y discuten las repercusiones económicas que tendría la admisión de estos colectivos en nuestras “humanas” sociedades.
Por el momento, al pueblo Ucraniano se le está prestando ayuda y acogiendo a sus refugiados (unos países más que otros), hasta que sean un problema socioeconómico, después veremos.
Por suerte para estos gobernantes, una gran mayoría de los ciudadanos seguimos confiando en ellos, y otros muchos por desgracia abrazan los populismos con la convicción de que les salvaran de la ruina moral de las organizaciones políticas de siempre. En todo caso, el sufrimiento humano se muestra con toda su crudeza ante nuestros ojos, y lo creamos o no, tiene un importante coste emocional y personal para cada uno de nosotros/as.
Cuidaros!
Bibliografía
Arango, R., & Alexy, R. (2005). El concepto de derechos sociales fundamentales. Bogotá: Legis.
Stiglitz, J. E. (2012). El precio de la desigualdad: el 1% de población tiene lo que el 99% necesita. Taurus.
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